miércoles, 11 de enero de 2012

Memorias de Ana Lucía

Las memorias de Ana Lucía fueron escritas el 20 de septiembre de 2011. Me encontré con los más grandes temores, el amor a la vida más oculto jamás visto y el odio al sufrimiento, pero el más grande terror al amor, la pureza de la luz de los ojos y la veracidad de nuestra alma cuando nos hablamos a nosotros mismos.

"Me llamo Ana Lucía, pero hoy no sé quién soy realmente, sin embargo, sí sé lo que siento. Me miro al espejo y veo miedo; al principio sólo veo unos ojos grandes llorando desesperadamene pidiéndome algo a gritos, pidiéndole cosas a este interior. Todos ven lo que hay afuera, lo que se ve por encima, lo que no permito que mis ojos muestren. Así, cada vez más me aferro a algo y noto su ausencia, me desborono, tengo miedo de no poder hacerlo sola... Y no quiero sentir más miedo, me quiero desprender de él, despertar por fin. Tengo miedo de seguir aferrada posesivamente a todo lo que amo, a aquello que me enamora, pero que no se enamora de mí. Quizás, y es lo más probable, no sé cómo amar. No sé como amar como él, como ella, como tú, sólo sé que este amor no se parece a nada de lo que yo solía sentir. Es desesperante sentir esto, desasosiego, soledad, no protección, no amor. 

No estoy ahora en mi equilibrio, lo he perdido. Todo el tiempo estoy cuestionándome a cerca del amor, y la verdad es que me da miedo acceder a él, tantas veces lastimada, herida sin razón, que me da pánico. No entiendo por qué siento esto si el amor nos lleva a cometer las locuras más felices, el Amor no sabe fallar, pues es aquél que hace vivir pero que lo limitamos con el temor de que dure poco. ¡Qué ridículos somos! Sin embargo, yo temí eso, no me sentí lista para amar y hasta ahora entendí que el corazón siempre está listo para amar.

Pues hoy decido renunciar al miedo, desconectarlo de mi mente, no querer sufrir más porque este sufrimiento yo misma lo he provocado en mí con mis miedos y barreras, muros inútiles y distantes. Este cansancio se traduce a lo que menos quiero. Es imposible quedarme sin amor, si es que siento que ésta es mi palabra... Amaré sonriendo.

Y aquí sigo yo, mirándome al espejo. Veo una mujer llena de dudas de sí misma, cuestionándose a sí misma de si todo lo que hecho ha sido suficiente para ser feliz y amarse, pero no sabe que más que todo es poder sentirlo dentro de ella, pobre de mí. Ojos: sé que se han cansado de llorar por pensar tanto, por calcular cuán grande es el dolor... pero siéntelo. Ser: es la hora de hacer, de sentir, de llamar dentro de sí, a la mierda eso que llaman el individualismo cuando sabemos que hay amor en cada respiro de cada ser, ser tú, ser yo, seremos.

El problema está en que cuando pienso que ya no tengo más miedo, siempre llega algo a derrumbarme la idea, ya que todo lo que me hace feliz se va a alejando poco a poco de mi -o creo que yo misma lo alejo, no sé bien-, y me confundo. Tan sola me quedo. 

'Cuando me quedo en silencio apareces siempre tú'. ¿Quién es ese 'tú'? Supongo que es Amor. Quiero que sea ella, él, yo. Tan bonito que es el amor cuando no lastima. 
-Pero cállate, si el amor nunca lastima, sólo te lastima cuando haces de ese amor algo de poseer, cuando no es libre, cuando no se le deja expresar cómodamente y lo forzamos. Si esa es tu concepción del amor, entonces no hablamos del mismo- Le dijo su alma.
Amor, siempre tan a tiempo a la hora de juntarnos, pero también de acercarnos a nosotros mismos. He querido llegar hasta esa línea de la libertad. Mierda, lo haré.

No sé cuánto tiempo ha pasado, creo que algunos días... miento, son minutos, no sé con exactitud. Me miro al espejo una vez más y creo que ha llegado la hora de hablarme: 
-Quien quiera que seas, lo tienes todo, no te entiendas, no trates de hacerlo más, sólo estás viviendo.

Tiemblo de la ansiedad por conocerme de nuevo".