lunes, 10 de febrero de 2014

Papá, ¿qué es el amor?

En mis años de inocencia le pregunté a mi padré qué era el amor. No dijo nada, supongo que era algo demasiado complejo para explicar. Se fue a su cuarto, cogió un baúl, luego me cogió de la mano y salimos a caminar. En el camino me contó que en sua años de juventud había conocido una chica, sólo dijo que había sido lo mejor que le había pasado en esa época, pero su mismo corazón joven no supo cómo mantenerla a su lado.  Al llegar al parque, nos sentamos bajo un árbol, sacó del baúl  una carta arrugada y casi rota que su viejo amor le había escrito y me pidió que abiera mi corazón y escuchara sin prejuicios.

"Estar sin él es algo extraño. Antes todo era más sencillo. Simplemente me había hecho a la idea de que ya no estaba y ahora que está, lo extraño... es igual de extraño a estar sin él.
A veces se me ocurre dejarlo, y luego ya no puedo más y me olvido de esa idea que me parece tan absurda. Pero me he acostumbrado a tener nada y a veces tenerlo todo... en 15 minutos bajo las sábadas. Me olvidé de la vieja yo y de lo que alguna vez quise. He cambiado mis deseos por los de alguien sólo por tener un poco de él. Creo que no he merecido más. Y, si eso es todo de él, ¿realmente es tan vacío? El día que entienda que no soy yo y nunca he sido yo la que puede llenar ese vacío podré irme tranquila de su lado. 

Todo es tan extraño.

Estar sin él es amargo. Así como el café árabe que a tan pocos gusta, pero termina siendo tan exquisito. Así es él. Pero amargo también se vuelve todo con él, tanto así que vivir cerca suyo se hace insoportable. Y poco a poco me olvido de lo amargo y todo vuelve a ser nada: lo que siempre fuimos. Tranqiulamente vamos volviendo al curso que traíamos, a la monotonía de nada. Y estoy tan a su lado que termina siendo nada y aparecen los deseos de sentir su amor por primera vez. Si él tan sólo supiera que con lo amargo que es estar sin él yo me voy muriendo por dentro pocpo a poco, pero me muero más con su vacía presencia en mi vida. Ya ni sé qué es peor. 

Y al final, dejar de amarlo se ha vuelto un motivo por el que luchar cada mañana. Nunca pude encontrar mi equilibrio con él, y no lo culpo, pero él nunca entendió que yo quería amarlo por encima de todo, incluso de esto tan confuso que siento ahora, y sé que así lo hice. Él sabe que así lo hice. Cada día se hizo más difícil estar con él. No entendía cómo habían pasado las cosas, pero ahí estábamos: él con su amarga, extraña y exquisita forma de amar, y yo queriendo huir siempre. Rendirme nunca fue suficiente, había algo que me incomodaba. Quizás no era lo que teníamos, sino su forma de ser conmigo: cada día más me dolía su indiferencia. 

Y así, opté por estas palabras y partir sin más. Entiendo que me quedé sin motivos para luchar por permanecer a su lado bajo esas condiciones, entendiendo que nunca iba a cambiar. ¿Qué podría hacerlo cambiar? Ni el tiempo pudo. Lo único que entendía era que mi corazón siempre se iba a acelerar al escuchar su voz, al saber de él, al recordar su nombre, al verlo cada noche en mis sueños."

Quedé sin qué decir, pero también con muchas preguntas. ¿Es esto el amor? Le pregunté a mi padre. Sí, respondió, el amor duele porque te importa, no porque esperes algo de alguien, sino porque lo que más importa es que esa persona que amas esté ahí contigo para vivirlo; yo no lo estuve, y si bien no fue mi único amor, me arrepiento de no haberle dado todo el amor que yo sentía. Así que el amor, cuando lo sientes, es para darlo, para brindarlo sólo esperando una sonrisa a cambio.