jueves, 21 de agosto de 2014

Mi solitude.

En este par de días he descubierto ciertas cosas que no debo jamás olvidar y que me obligué a publicar.

La primera de ella es que cada instante que paso en soledad lo atesoro y anhelo el siguiente. Tampoco es algo que quisiera que durara para siempre, pero sí es más el tiempo que prefiero pasar sola, a pesar de que me encante socializar.

De aquí surge la segunda epifanía, ella más orientada a la búsqueda de un hombre "ideal" para mi. La única decisión que tomé es que jamás volveré a estar con un hombre que no admire, ni me enloquezca lo suficiente. Demasiado feo y demasiado petardo lindo al rededor sin nada que ofrecer. Sigo prefiriendo estar sola.

Y jamás debo olvidar que mi compañía es mejor filtrarla que desperdiciarla.