lunes, 19 de septiembre de 2011

Féminas en el poder.

Sé que no es tarde para lanzar mi campaña a la Alcadía de Bogotá. Esos últimos días son los de más campaña y, por tanto, he decido lanzarme... lanzarme al vacío de la política. Y no es que quiera hacerle competencia a Gina Parody; me parece que no está tan salida de sus gafas como algunos dicen y tampoco considero que sea la Noemí de estas elecciones, por lo menos Parody habla como si estuviera brava todo el tiempo, regañándonos, Noemí sólo sonreía y se jactaba de haber sido embajadora en países a los cuales ella no lograba dominar el idioma. No las comparen; a Gina le falta mucha embajada por recorrer y mucho diente que pelar.

Me considero una mujer sencilla, que usa la jerga del pueblo y, por ello, mis propuestas son muy simples, fáciles de entender. Así como Uribe, también tendré tres pilares, huevitos, huevitas, esferas del dragón; como quieran llamarlos. Aquí están:

  1. La cultura ciudadana es un aspecto por el que los ciudadanos apelamos constantemente. Queremos que las personas se comporten adecuadamente y de acuerdo a los espacios. Por ende, propongo luchar con gran ímpetu para que las personas sigan produciendo flatulencias en los sistemas masivos. Así pues, evitaremos (porque no hay otra forma, no hay plata, siempre se la roban -yo haré igual) que haya exceso de pasajeros, pues las ventanas no son lo suficientemente grandes para darles aire. Consideramos que es más fácil que todos adoptemos este hábito, a que empecemos a desarrollar nuestro olfato y descubrir quién ha sido el de las flatulencias.
    Pero no crean que es absurdo, esto traería consigo la lucha por la buena alimentación para que las flatulencias no produzcan tan malos olores. Así matamos dos pájaros de un sólo tiro. Aprenderán a comer sanamente. 
  2. Otro aspecto de gran relevancia es luchar por la seguridad ciudadana. Todos tememos, odiamos salir a la calle solos, especialmente nosotras las mujeres, nos sentimos vulnerables ante cualquier persona. Ya hasta los de paño roban, esos que tienen maletín y están afeitados nos ven la cara de esperanza y nos tumban el dinero. ¡Yo no lo permitiré más! ¡Se acabó tanto robo, tanto ladrón! Si el problema es la corrupción, lucharé contra eso. Pero en la calle, los que viven caminando, cogiendo buses o usan sus bicicletas para llegar a sus puntos de estudio o trabajo son los y las que viven más atemorizados.
    Yo incentivaré a los taxistas, buseteros, policías (desde bachilleres hasta generales), hombres de bigote y sin bigote, y otros que admiran sabrósamente la belleza femenina, sus protuberancias, su olor, para que continúen reproduciendo tales frases. El incentivo, claro está, es subirles el sueldo, pagarles más, para que las mujeres (principalmente) dejen de pensar en que las robarán y pongan toda su atención en los nuevos piropos que salen día a día. Sabemos que a muchas y muchos les gusta viajar al exterior; siendo así, contándoles a los extranjeros esta flor extraña de nuestro país, podremos demostrar que no sólo somos portadores, consumidores y expendedores de droga sino también que es un país que lucha por darle un trato fenomenal a las damas.
    (Y, para ser sinceros, nos evitaríamos invertir en educación para esta gente porque sabemos que el dinero fácil es más atractivo que ponerse a estudiar. ¡Qué aburrido que es aprender!)
  3. Y, por último, quisiera que Gustavo Petro me apoyara en esta huevita, la huevita de la cohesión social. Así él hace la labor de poner el agua gratis, como un derecho, y yo pongo la panela gratis. Sería asombroso poder darles a los pobres aguita con sabor dulcesito, agua de panela gratis para todos. (Y pues como los pobres ya no son todos los que eran antes, porque como ya no son pobres los que ganan 190mil pesos al mes, entonces así nos evitamos gastar más dinero en los pobres. ¡Uf, qué alivio!). Ésta cohesión social se ve reflejada en ustedes dándome su voto, y yo robándome las panelas de los trapiches. (Es que robar está de moda).
Así pues, estos son mis puntos esenciales. Los puntos en los que debemos fijarnos porque son los más importantes -y los más fáciles-. Yo no prometo si no no voy a cumplir. Debemos limpiar la política con el toque femenino. Ya me cansé de andar limpiando la casa, es hora de limpiar la ciudad. Por eso mismo, los invito a que salgamos todos a barrer las calles. (No quiero que nadie se dé cuenta que uso ese dinero en el salón de belleza, para los masajes, para mantenerme bella; es que últimamente el dinero que nos pagana a los políticos ya no alcanza para nada, ni para ir dos fines de semana seguidos a New York y pagar el arriendo de mi apartamento allá).

Jóvenes, adultos, señores y señoras de la tercera edad, vamos todos juntos a votar por la frescura, la innovación, vamos a progresar, ¡porque sí se puede estar mejor! 

lunes, 5 de septiembre de 2011

Te amo.

Muchos hablan del amor juzgándolo y creyendo que pueden hacerlo simplemente porque han "amado" una vez. Creen que con eso basta. Unos lo encapsulan en el sexo, donde creen que entre hombres no se pueden amar y viceversa sin necesidad de ser homosexuales -lo peor es que ciertos hombres asumen el amor entre ellos como un acto homosexual, ¡qué faltos de amor están!-; otros lo encierran en una máquina del tiempo donde, sino es más de determinado tiempo de estar compartiendo nadie tiene derecho a amar, generalmente dicen que después de los 4 meses uno ya PUEDE amar.

Recuerdo que una persona que solía ser muy cercana a mí exclamó rabiosamente que era inconcebible que una de sus amigas, que hacía poco había terminado con un ex novio tormentoso y que había decidido empezar una nueva relación, ya estuviera enamorada y no llevaban siquiera 3 meses. Reclamó exhaustivamente diciendo que cómo era posible que después de haber amado una vez, hubiera podido enamorarse ya tan rápido y que lo expresara tan tranquilamente por los medios sociales. Yo me reí. No le dije nada. Sonreí para mí misma diciéndome que no podía alegar con una persona que pensara así. Seguramente ésta persona aún sigue luchando por aprender a amarse.

Por favor, que alguien me muestre el manual del amor y los pasos correspondientes para hacerlo. Es que cuando empecé a creer en el amor se les olvidaron dármelo.

Es tan absurdo el que piensa que sólo debe amar cuando reciba al menos una sonrisa a cambio. Igual, en  todas nuestras relaciones esperamos recibir alguito a cambio, lo que no sabemos es que recibimos más de lo que creemos y nos negamos a amar porque quizás estamos recibiendo lo que merecemos o sí lo recibimos nos atemorizamos porque pasa muy pronto. No son instintos naturales del ser humano, son estereotipos creados por la sociedad, es un manual de comportamiento que nos ofrece el mismo. La verdad es que tememos aceptar que estamos buscando desesperadamente quien nos ame, más no a quién amar.

Sé que mi padre y mi madre me amaron desde el primer día que supieron de mi existencia y no me conocían en lo absoluto. No sabían que llegaría a ser una mujer escandalosa al reírse, un poco estrambótica en sus acciones, excesivamente hiperactiva y mucho menos mi madre sabía que tendría que perseguirme al rededor del comedor para darme el almuerzo. Y aún así, con todo y mis "defectos" ante la sociedad, me amaron desde que supieron de mi leve pero más maravillosa existencia. Se supone que cuando uno ama es por aquello que siente, más no porque aprende a conocer lo que nos gusta o, mejor dicho, uno no ama porque conoce sus errores y podemos rechazarlo porque tenemos apatía. ¿Entonces no debo amarte por aquello que yo llamo tus errores y que otros ven como las más grandes maravillas de tu ser en tan sólo minutos?

Las más grandes apreciaciones de la vida son aquellas que sentimos en segundos. Imaginemos si tan sólo duraran horas o si así sintiéramos siempre, no sería siquiera percibido, mucho menos maravilloso, novedoso, excitante, sería parte de la cotidianidad humana, esa normalidad que nos hace insensible ante ciertas cosas.

No soy loca por amar o enamorarme prontamente (pero, ¿prontamente según quién?), sería loca si me diera miedo enamorarme tan fácil como lo es vivir. Amar no es absurdo, es absurdo juzgar a quien amar fuera del estigma social, porque ése que juzga es quien menos sabe de amor. Si juzga a mal es porque nunca ha podido sentir la felicidad que produce amar.


No estaría de más aclarar que cuando hablo de amar me refiero a hacerlo hacia cualquier ser vivo. No necesariamente tiene que ser una pareja sentimental, es decir, amante. Yo, por mi parte, me enamoré al instante cuando vi a Mimo tras una foto diciéndome que lo adoptara. No sabía que iba a ser tan tragón.