lunes, 4 de julio de 2011

Así empecé.

Recuerdo que cuando era pequeña usaba los diarios con mucho fervor. No había noche en la que no escribiera todo lo que había hecho en el día. Si no estoy mal, mi diario era de Winnie the Pooh y era en forma de corazón (así como para terminar de rematar la cursilería). También recuerdo que escribía cosas como: "me fastidian mis amigas porque tienen mejores barbies que yo"; "hoy mi papá me pegó porque soy muy bruta con los fraccionarios; me fracturé un dedo"; "quiero un perro y no entiendo porqué en vez de él me dan hamsters y tortugas"; o cosas más atrevidas como: "el niño que me gusta no me descongeló bajo tierra hoy; mañana le eseño que conmigo no se juega así". Cuando pequeño sí que jugábamos, pero al doble sentido, ojalá y así fuérmos con los tipos y les diéramos en la jeta (o sea, en los ocicos de marranos que tienen). Mentiras, lloran... ellos siempre lloran.

Después superé el diario y proseguí a comprarme un cuaderno que llamé "Libro de pensamientos". Aún recuerdo de lo deprimente que eran mis escritos que la primera vez que lo cogí, después de dejarlo de escribir, lo boté a la basura. No podía creer que una niña de tan corta edad, tipo 13 o 14 años, tuviera momentos tan depresivos cuando también gastaba su tiempo pensando en los integrantes de Salserín y su novela o en faltar al colegio para poder ver Padres E Hijos. Juro que hubieran podido ser canciones de Juan Fernando Velasco -no hay cantante más deprimente que él, pobre, sí que lo lastimaron-.

Cuando decidí reanudar con la escritura fue cuando me ennovié y, durante 3 años, escribí un montón de cartes de amor y mezclé eso con la creatividad. Aunque, bueno, tengo que confesar que no toda la creatividad era mía porque me robaba algunos diseños de mis amigas. El caso, no entiendo por qué cuando uno tiene 16/17 años tiene ese desesperado fetiche de entregar cartas y regalos puntualmente cada mes, si ellos ni siquiera le daban a uno un dulce de coco (sí, porque si le dan una menta o usted la pide es porque usted es muy líchigo y, créame, después la va a sacar a restaturantes pero de asaderos de pollo). Y ni hablar del después, cuando se supera la etapa de las cartas; los hombres ya no invitan a las novias ni siquiera a darles un tour por el barrio. Total, nunca los hicieron bien.

Bueno, y después qué? Me puse a escribir babosadas en un blog por internet. Y debido a los inesperados resultados de los escritos que presento en la universidad he llegado a pensar que pude haber escogido la carrera equivocada o que no han descubiero mi estilo. De todas maneras me tocó sacar provecho de la labor de escribir, porque como cantante me jodí. Ya veremos adónde me llevan las letras...

1 comentario:

  1. jeje e leído el ultimo y el primero que escribiste y este jeje y me hizo reír mucho jeje,
    creo que en este tienes mas por el estilo tuyo medio sarcástico y contando anécdotas y de hay sacando conclusiones me gusto :D
    te recomiendo http://agenciapinocho.com/
    puedes mandar tus propios escritos y te los publican :D

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