lunes, 4 de abril de 2011

Y ¿qué hubo con Remángate?

Hoy 4 de abril conmemoramos una fecha que fue promovida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para sensibilizar, apoyar y solidarizarnos con aquellas víctimas de las Minas Antipersonas en Colombia. Me encontré con que a muchos les daba pena remangarse porque simplemente estéticamente no se veía bien, porque se les iba a arrugar el pantalón o porque se les iba a ver erizada la piel del frío que les iba a dar; seguramente eso mismo pensaron los victimarios de las Minas al ponerlas y al aterrorizar a toda una sociedad penetrando en aquellas más débiles, vulnerables y menos protegidas por el Estado, no? No quiero sonar al típico discurso uribista en donde tildamos a todos de terroristas -hasta aquellos que nos hacemos notar cuando estamos en contra de ciertas leyes o decisiones del gobierno (como salir a marchar), pero estos actos terroristas -y sí son llamados así porque no sólo generan terror en los afectados, sino en aquellos que pueden ser y los que no queremos nunca serlo- no pueden permitirse ser pasados tan desapercibidamente.

Es claro que se han hecho muchas campañas en contra de las Minas Antipersonas, pero ninguna donde involucrara a toda la sociedad, incluso la internacional. Hoy alguien que no se remangó me dijo: "yo voy en contra de las Minas Antipersona y de la violencia de otra forma, no necesito remangarme para ser consciente... pero hay mucha gente que se remanga sin serlo y ya"; ahora bien, yo me pregunto, será que una persona racional -y que se haya remangado- puede ser inconsciente de todo el peso que trae este acto simbólico? Lo dudo! Más que eso, está reflejado en una forma de repudiar todo tipo de violencia y, como bien sabemos, estas víctimas son las que más se han visto desmembrados.

Yo, de verdad, invito a que no solamente actuemos de forma simbólica con estas campañas, sino que hagamos algo, que nos movilicemos ante una sociedad ya repudiada de tanta guerra todos los días, incluso una guerra por parte de nosotros a nosotros mismos permitiendo que roben al otro y pasando por el lado y otro tipo de cosas. Por ahí, estadísticamente dice que Colombia es el país más feliz del mundo, si no uno de los más felices; ahora imagínense si no tuviésemos que caminar por las calles con 5 ojos mirando nuestro bolso/morral, nuestros bolsillos, nuestro pelo (porque fijo nos emburundangan o nos echan escopolamina).
Debemos dejar de pensar tanto en un esteticismo o en cuán sexy se pueda ver un simbolismo. Pensemos qué más puede traer de fondo y toda la sensibilidad que desprenden actos masivos, pensemos en cómo se pueden llegar a sentir las víctimas sabiendo que todos, por lo menos en un día, podemos ser como ellos. ¡PENSEMOS! Y bueno, así suene cliché, este tipo de luchas es por un país mejor. Pero recordemos que no sólo la violencia y las irregularidades están por parte de terroristas, sino que incluso el Estado comete arbitrariedades que debemos corregir, como pueblo, como sociedad y como Estado de Derecho.

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